La
pandemia
Desde
el siglo XV la humanidad conoce en su sistema civilizatorio material económico
y capitalista. Lo que Ferdinand Braudel llama la parte del mundo material que
se ocupa de la población y el mundo.
El
primer problema que se encuentra este aspecto: es la población de un mundo con
unos censos que dan unas cifras qué hay que inventar.
El
flujo y el reflujo, del sistema de mareas, y sus pocas cifras nos plantean el
problema de cómo calcular la igualdad entre China y Europa. Misma dimensión,
que se hace cada vez más necesaria. El problema de la población y del mundo es
un problema de cifras discutibles qué remonta a la relación entre los siglos y
la insuficiencia de las explicaciones tradicionales. Pues los ritmos del clima
como escala de referencia no tienen medidos los ritmos y las escalas de
referencia que pueden ser las ciudades, los ejércitos y las flotas. Una Francia
prematuramente superpoblada con densidades de poblamiento y niveles de
civilización más otras sugerencias de Gordon W. Hewes. También encontramos el
libro de los animales salvajes.
Nos
encontramos pues con el fin de un Antiguo Régimen biológico en pleno siglo
XVIII y del eterno retorno del restablecimiento de un equilibrio donde los
hombres sufren epidemias, pestes y una permanente historia cíclica de las
enfermedades que los lleva de 1400 a 1800 a un antiguo régimen biológico de
larga duración.
Este
problema nos indica a las masas contra los débiles. Lo mismo contra los
bárbaros y la desaparición de los grandes pueblos nómadas del siglo XVII y las
conquistas del espacio resistencia de las culturas iniciales contra las
civilizaciones.
Pero ¿cuál
es el pan de cada día?
Sin
duda; el trigo y los cereales.
Los
cereales legendarios el trigo y sus rotativos
cultivos, bajos rendimientos, de las superficies sembradas. Aumento, compensaciones
y catástrofes que lleva al incremento de los rendimientos y superficies
sembradas las cuales llevan al incremento del comercio local e internacional
del trigo. Con sus calorías y precios el trigo y el nivel de vida. Pan de ricos,
pan y gachas para las pobres, dos posibilidades: comprar o fabricar el pan y
una civilización triunfante en que la primacía la tiene el trigo.
Tenemos
también al arroz y el arrozal, el milagro de los arrozales y las
responsabilidades del arroz. Y no podía faltar el maíz con su clasificación:
maíz y civilizaciones americanas.
Se nos
presenta pues el problema de la revolución alimentaria del siglo XVIII, el maíz
fuera de América; para el resto del mundo los hombres de asada y la importancia
aún mayor de la patata con la dificultad de comer el pan ajeno.
Pero ¿qué
es lo superfluo y lo necesario?
Las
comidas y las bebidas de lujo contrarias al consumo de masas. Esto es un lujo
tardío la Europa de los carnívoros que comienza hacia 1550, mismo en que
empieza a disminuir en la privilegiada Europa.
Todo
esto se ve amenazado por un mundo que comercialmente ha sido bipolar sobre todo
en la relación sino-americana de la última década. La economía mundo como vio
la revista The Economist en su numero de marzo 21 al 27 de este
año, se encuentra clausurado y con unas relaciones entre los dos países en
crisis. Para el número de esta semana la revista citada ve que los más
afectados serán los pobres. Contrario a los cálculos y buenos deseos del
gobernador de Puebla Miguel Barbosa.
Aquí,
en México; nos encontramos con una clase política que no está preparada ni
entrenada para ejercer el poder. Morena va de tumbo en tumbo, sin atinar una
sola iniciativa digna de la historia mexicana. Ella ya plantea lo que Allan
Knight propone en el Libro “La conflictiva y nunca acabada construcción
de la democracia deseada”. Donde establece: “esta división tripartita
-historia política, económica (social)- cultural es tan tradicional que no
solamente se observa en la historia. Se ve en el estudio de las relaciones
internacionales en el llamado soft power de Josef Nye quien contrasta el
poder político-militar con el económico”.
Y mi
reflexión es: hasta donde llegara el retroceso al que Morena nos somete con sus
contratos en la aberración aeroportuaria de Santa Lucia llamada por los pilotos
de empresas extranjeras “la central avionera” dónde se reparten
contratos a los militares para disculparse, según Yo, de las diatribas y
humillaciones que les hizo al principio de su mandato.