miércoles, 27 de junio de 2012

Regreso del PRI: ¿Restauración?


El viejo PRI que fue defenestrado de la presidencia de la república en el año 2000, no es el mismo que podría volver a encabezar el Ejecutivo federal en 2012. Este PRI se ha actualizado a partir de una facción de cinco mil militantes, que son el grupo territorial del ex gobernador Peña Nieto, el cual ha llevado a gobiernos estatales a políticos que, como él, nacieron después de la segunda mitad de los años sesenta. Es decir, alejados por completo de los traumas del 68 y de las dudas ideológicas provocadas por la necesidad de  elegir entre izquierda o derecha.

Este grupo de nuevos priístas son pragmáticos y han logrado conservar y mantener unido al PRI durante los doce años de travesía en el desierto. Han aprendido a escuchar y buscar satisfacer las demandas de una sociedad más urbana y exigente que la de los años en que su partido detentó la presidencia.

Por esto, el término que se está empleando de restauración es válido únicamente si lo entendemos en el sentido de que ha habido un proceso de reparación para arreglar lo que estaba destruido, lo que ya no funcionaba. No es válido si se considera que el régimen derrocado se restablece. El partido que puede triunfar en las elecciones de 2012 ha cambiado su forma de ejercicio del poder, como resultado de las exigencias de una sociedad moderna que el PRI ayudó a construir a partir de 1946, y que ya es una realidad.

A pesar de contar con una sociedad diferente y una generación política nueva, el PRI no ha logrado dejar atrás ciertas prácticas tradicionales. Este partido no puede elegir democráticamente a sus candidatos, a diferencia de lo que ocurre en el partido actualmente en el poder.

Sin embargo, los cinco mil militantes jóvenes que constituyen el relevo generacional han contagiado y formado otros contingentes a lo largo y ancho del país. Los retos que enfrentará la maquinaria reformada en su operación, ya están perfilados.  La lucha contra el crimen organizado y una reforma fiscal que permita cerrar la brecha de la desigualdad social deberán encontrar respuestas desde el inicio del nuevo gobierno.