La
Tecnocracia IV
En
México se ha dado Tecnocracia desde el tiempo de los Científicos con José Ives
Limantour.
Nació
en la Ciudad de México, el 26 de diciembre de 1854. Sus padres fueron Joseph
Yves Limantour, capitán de goleta, originario de Bretaña, Francia y Adela
Marquet, nacida en Burdeos. Desde su infancia gozó de la gran riqueza familiar,
proveniente de la venta de armas, la especulación con tierras en la Baja
California y la propiedad de inmuebles en la Ciudad de México gracias al
período de desamortización de bienes de la Iglesia, decretada durante los
gobiernos de Benito Juárez y Sebastián Lerdo de Tejada. Gracias a la fortuna
familiar contó con todas las facilidades para realizar buenos estudios en
México y en el extranjero. Después de una primera fase de educación privada y
un viaje a Europa, a los 14 años, ingresó a la Escuela Nacional Preparatoria en
una de las primeras promociones de la institución; posteriormente pasó a la
Escuela Nacional de Jurisprudencia, donde obtuvo el título de Licenciado en
Derecho; luego realizó diversos cursos de economía y administración en Europa.
Su retorno a México coincidió con el inicio del periodo hoy conocido como
Porfiriato. Fue profesor en la Escuela Superior de Comercio y en la Escuela
Nacional de Jurisprudencia. Además, participó en la revista jurídica El Foro
entre 1877 y 1882.
Fue
miembro de la Junta de Desagüe (1892), presidente de la Junta de Saneamiento
(1896) y de la de Provisión de Aguas Potables (1903). Fue electo diputado al
Congreso durante la década de 1880-1890. En 1892, después de haber participado
en la Unión Liberal que encabezaba Justo Sierra Méndez, fue designado oficial
mayor de la Secretaría de Hacienda, que estaba a cargo de Matías Romero; poco
después se encargó brevemente del despacho. Finalmente, en mayo de 1893, fue
designado Secretario de Hacienda y Crédito Público, cargo que conservaría ininterrumpidamente
hasta la renuncia del presidente Porfirio Díaz el 25 de mayo de 1911. Las
primeras acciones al obtener este cargo fue la creación de impuestos que
gravaban los distintos tipos de producción que no se habían visto afectado por
la crisis, redujo los gastos y servicios de la administración nacional; por
otro lado, disminuyó notablemente los sueldos de toda clase de burócratas y en
consecuencia a estas medidas logro un superávit en la gestión hacendaria.
En ese
puesto llevó a cabo importantes reformas económicas para el país; entre otras
cabe mencionar la supresión de las alcabalas; el equilibrio presupuestal; el
impulso en las obras de infraestructura material, como ferrocarriles, puertos,
alumbrado, urbanización, parques, etcétera; la reforma monetaria, incluyendo la
cancelación de los arrendamientos a particulares de todas las casas de moneda;
la consolidación del sistema bancario y la conquista del buen crédito
internacional, a través de diferentes operaciones de apertura o de conversión
de la deuda pública interna o externa. Asimismo, favoreció a los empresarios y
compañías extranjeras interesadas en invertir en México.
La
participación de Limantour en la política fue también decisiva, como consejero
del presidente Porfirio Díaz y como líder de los Científicos (que proponían una
dirección “científica” del gobierno). Los científicos iniciales fueron: Justo
Sierra, Joaquín D. Casasús, Francisco Bulnes, Miguel y Pablo Macedo, Manuel
Flores, Enrique Creel y Ramón Corral; todos ellos apoyaban la Teoría
Positivista de A. Comte, la cual afirma que el único conocimiento válido es el
científico.
Su
influencia fue tal que Joaquín Baranda, secretario de Justicia e Instrucción
Pública, después de casi dos décadas de destacada actuación, tuvo que renunciar
cuando se confrontó políticamente con Limantour.
En
1899, se acercaba la cuarta reelección del presidente y Limantour llevaba
varios periodos electorales esperando tener la oportunidad de suceder a Díaz,
acto que nunca se consumó ya que ingeniosamente, Díaz decide enviarlo a Europa
durante la cuarta reelección para revisar asuntos pendientes sobre deuda
externa con varios países pero principalmente con Francia; durante su estadía
en el viejo continente, Díaz realizo un proceso para descartar la opción de Limantour
como sucesor debido a nacionalidad francesa por lo que pierde la última
oportunidad de llegar a la presidencia.
En
1909, aparece en la población un pequeño grupo llamado El Ateneo de la Juventud
mexicana, el cual consistía en que jóvenes con iniciativa se avocaran a las
artes y a promover la cultura de distintas maneras; este grupo es la
consecuencia y contraparte del grupo intelectual de los científicos.
Durante
las fiestas del centenario (1910) estuvo ausente del país en negociaciones de
la deuda externa. Regresó para hacerse cargo de las reformas políticas que
intentaban detener el crecimiento de la rebelión de Francisco I. Madero (o
maderista). Fue destacada su participación en las negociaciones de paz con este
movimiento antirreeleccionista y en la formación de un gobierno interino al
mando de Francisco León de la Barra.
En
1911 partió al exilio junto con Porfirio Díaz y muchos de sus antiguos
colaboradores. Vivió en París, Francia, donde fue miembro de la Académie des
Sciences Morales et Politiques y fue nombrado "gran oficial " de la
Legión de Honor.
Recibió
la Cruz de 1a Clase de la Orden Imperial de la Corona de Hierro en 1902 del
Imperio austrohúngaro.
Falleció
en París, el 27 de agosto de 1935. Fue enterrado en el cementerio de Montmartre
Nord. (Wikipedia).
Como
dice Charles A. Hale, profesor emérito de la Universidad de Iowa, al profundizar
en su obra “La Transformación del Liberalismo en el México de Fines del Siglo
XIX” debido a la influencia de la filosofía positivista. Especialista en temas
de América Latina, Hale sostiene que, a diferencia de lo que sucedió en
Argentina y en Chile, en México la guerra de Reforma no sólo imposibilitó la
moderación política, sino que interrumpió la gradual transformación del
pensamiento político y social.
Limantour
fue producto de esta enseñanza positivista, en cuya Escuela Nacional
Preparatoria fue profesor de Economía Política y Contaduría.
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