lunes, 8 de agosto de 2011

Hacia un gobierno mundial


“A pesar del terrible clima, China se poblará cada vez mas y mas y acabará por triunfar del despotismo”, esto lo afirmaba Montesquieu en “El espíritu de las leyes” en 1748.

 Durante años amenazada por la hambruna, el mal gobierno y también por el desorden que da la escasez de la subsistencia. No obstante que su burocracia remediaba rápidamente estos excesos: el príncipe es informado con precisión por este cuerpo, la” burocracia celeste” que Étienne Balázs  analiza, también encontramos que durante varios años, ha habido intentos por occidentalizarlos como es el caso de la dinastía Ming, en donde los jesuitas estuvieron tan identificados con ellos que fueron advertidos por el Vaticano de su admiración a Confucio, también se trató de atraer a China por la vía del crédito a principios del S. XIX.

Este país que ha tenido una historia milenaria, y que a menudo se toma como sofisticada, ha tenido problemas en cuanto a una imagen más refinada como país libre y democrático.

Si su reacción del 6 de agosto fue condenar el curso excesivo de la deuda por parte de los Estados Unidos, esta imagen está dentro de la visión de una nueva clase media y rica que se ha formado en los últimos 25 años quiere dar.

Según noticias publicadas por el New York Times el 7 de agosto, y con motivo del accidente de7 tren, hay fracciones dispuestas a las reformas, como el primer ministro Wen Jiabao, y una minoría de 9 miembros del Partido Comunista, los cuales se oponen a las reformas mundiales. Es por esto que esta mundialización tiende a la transnacionalización no solo económica, si no ideológica, y el ideal de esta convivencia internacional llamada: el gobierno mundial.

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