El
informe de rescate económico del Presidente Andrés Manuel López Obrador.
El día
de ayer por la tarde, el Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos,
informó de la manera como entiende resolver la crisis política, económica, financiera
y social que vive el país del que fue electo con un relativo alto porcentaje.
Ante
una crisis civilizatoria en la que se conjuntan diferentes variables una de las
cuales, la tecnológica, ha estado ayudando en la continuación laboral y
evitando que se paralice del todo la actividad económica, social y política
global y del país.
Paradójicamente
la tecnología había resultado un problema para la cuarta revolución industrial,
provocando desplazamiento de la fuerza de trabajo cierre e internacionalización
de las firmas, desplazamiento geográfico y descontento social y electoral.
Mucho del descontento social, vivido en la última década y del ascenso de
gobiernos de derecha; no digo populistas porque como ya me he referido en otras
Reflexiones es de dudosa procedencia para ser una categoría o concepto
político.
Volvamos
pues a lo que nos ocupa; la actual crisis civilizatoria no es resultado de los
últimos treinta años de historia en México del mal llamado capitalismo
neoliberal. En todo caso se remonta al grupo de economistas chilenos que
escucharon las conferencias de Milton Friedman en los años sesenta. Y,
conocidos como los Chicago Boys.
No me
voy a entretener en las múltiples enseñanzas de Friedman a los economistas de
todo el mundo. Solo recordaré el cambio representado por su visión a la Teoría
Económica pues cambia el paradigma Keynesiano al de una nueva etapa de
acumulación que dura ya cincuenta años. Es en esa problemática que la crisis
económica a nivel económico y financiero se encuentra, no hay un nuevo
paradigma Kuhnniano que resuelva consistentemente la crisis financiera y
económica a nivel mundial. Ah, olvidaba decir que en China Adam Smith es
altamente conocido por los economistas y desconozco sus aportaciones.
Esto
era parte del contexto en el que se movía el país en los años setenta, años en
los que el actual jefe del ejecutivo era alumno en la Facultad de Ciencias
Políticas y Sociales de la UNAM, debo decir que, aunque había devoción por la
economía y la historia económica no se leía precisamente a las escuelas
vigentes en el mundo. Si puedo decir que Leopoldo Solís seguía con avidez este
interés y a través del profesor Enrique Valencia autor de un estudio ecológico
sobre el barrio de La Merced, el entonces subsecretario de
comercio tenía pláticas con Raúl Olmedo.
Si hay
un padre de los tecnócratas mexicanos es Leopoldo Solís Manjarrez que si bien
conoce a fondo la teoría política es un economista historiador y un político
practico al que debemos la Central de Abastos mexicana.
El
pensamiento económico predominante en México y no en Ciencias Políticas nada
más, ha sido la búsqueda de un pensamiento económico mexicano que sea tanto
capitalista como socialista y eso lo coloca en terribles contradicciones pues
no se adhiere a un modelo capitalista específico. Es esta ausencia y
contradicción lo que hace a Andrés Manuel López Obrador escribir el libro Hacia
una economía moral, dónde hace descansar las frías leyes de la oferta y
la demanda en principios éticos y psicológicos.
Esta
visión del mundo que se encuentra más en la generosidad cristiana de Carlos
Pellicer y en su Tabasco natal, su experiencia con los Chontales de Tabasco, así
como en la Procuraduría Federal del Consumidor tanto como en las cosmovisiones
mágicas del Popol Vuh y el Chilam Balam de Chumayel.
Todo esto
es válido para crear un mito Señor Presidente, una candidatura, una imagen
nacional, pero no para enfrentar las turbulencias del país en este tiempo que
como reconoce su gobierno, administra usted una República Federal de treinta y dos
realidades diferentes que generan un mosaico complejo; mismo que a través de su
publicidad anuncia.
El día
de ayer, sin ir más lejos, ¿por qué mencionar a los Estados Unidos y a su
historia presidencial? Tan diferente a la nuestra: ¿en que pensaba usted cuando
se refería al presidente Hoover?, ¿prefiere usted Stanford a la UNAM o al IPN?,
¿se va a reelegir y desde este momento augura a su partido perdedor en las
elecciones?, para dar paso al Roosvelt mexicano.
La
comparación no fue afortunada. Ya de por sí no gusta, pues, se dice: toda
comparación es odiosa. Sin saber de este método. Camino cognoscitivo por
excelencia de la Ciencia Política cuyo título y cuya tesis está depositada en
el recurso bibliográfico Tesis-Unam. Su trabajo avizoraba un buen historiador,
pero escogió usted el camino de la practica y ahora debe comportarse y actuar
como el estadista que le prometió a México no fallarle.
Insisto
no puede usted seguir en ese camino, se estrellará usted llevando al país a la
ruina vuelva a la ortodoxia de la economía a su admirado maestro Raúl Olmedo,
pero no recuerde El Estado y la Revolución, ni Los Cuadernos
Azules, también ahí se leía a Joseph Schumpeter a Witold Kula y a
Pierre Vilar. No irrite a la derecha, Don Salvador Borrego ha muerto y no hay
quien la contenga. Sea usted el mandatario 79 y apéguese a lo que sus asesores de
buena fe le dicen, no los intimide, oiga. Y, que lo habiten en ese Palacio
Nacional todos los nombres de sus 78 precedentes.
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