El año se presenta sumamente interesante, mañana habrá un Supermartes en Iowa, que decidirá los candidatos a la elección presidencial de los Estados Unidos. En México el Partido Acción Nacional se apresta a realizar un proceso limpio y formal esta semana para llegar a su elección el 5 de febrero, con un candidato consensuado y una indiscutida legitimidad democrática al interior del partido.
Quizás podríamos ver esta semana una maniobra del Presidente Calderón para intentar imponer a su candidato; sin embargo él es jefe de su partido y puede influir en él tanto como la institución lo permita; lo que es importante es la salida institucional que está dando Acción Nacional a un proceso tan complejo como es la elección del candidato a presidente de la República, sin duda un proceso democrático, como debe de ser para los partidos modernos y contemporáneos.
Por otra parte se presentará el proceso electoral como una lucha de maquinarias, o sea regresar a las antiguas funciones territoriales de los partidos. Aunque soy un admirador de Ostrogorski, de los caucus y de más, considero que independientemente de las definiciones de “Partido atrapa todo” de Otto Kirchheimer, que está más allá de la ideología, no va a ser meramente la maquinaria electoral la que determine.
Hay una espiritualidad en toda la sensibilidad del 2012, y sin duda va a ser aprovechado por los partidos que cuentan con un bagaje espiritual importante, en México lo tiene sin duda el Partido Acción Nacional, perfectamente situado en su ideología, y con la ayuda de la Iglesia católica el Papa Ratzinger vendrá a México el 23 de marzo, viernes de cuaresma, la misma fecha en que se celebra a San Toribio Arzobispo de Lima, la Preciosa Sangre de Cristo, y es viernes de Lázaro, fecha importante para la derecha mexicana pues se celebra en La Profesa.
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