martes, 25 de octubre de 2011

El anticientificismo de Felipe Calderón

La semana pasada el presidente de la República no acudió a la entrega de los Premios de Investigación de la Academia Mexicana de Ciencias, faltando a una tradición iniciada hace más de cuarenta años. En 2011 los premios –cuya entrega se había retrasado cuatro años-- fueron entregados por el Director General de Conacyt, Enrique Villa, con lo cual se evidenció el desinterés del gobierno actual por apoyar y reconocer el esfuerzo de los científicos mexicanos. Resulta significativa esta actitud si recordamos que en una visita reciente a la Universidad de Stanford en donde pronunció un discurso de clausura de cursos, el Presidente de México en lugar de hablar de tecnología en un sitio como el Valle del Silicón, decidió atacar al PRI, recordando el pasado reciente de México y su antiguo régimen. Sin duda una oportunidad perdida para presentar a un país abierto y participando de avances recientes en el terreno científico y tecnológico.

Esta actitud lleva a recordar que durante la gestión de Felipe Calderón los presupuestos asignados en los rubros de educación superior e investigación han sido defendidos de manera decisiva por el Congreso de la Unión. La falta de entusiasmo del presidente respecto al trabajo científico y tecnológico no resulta ajena a las posturas de la derecha, sobre todo la inspirada en el catolicismo. En sus versiones más extremas esta corriente de pensamiento sólo acepta el origen de la vida como resultado de la creación divina, lo cual la coloca en contra del darwinismo, de la biología celular, de los adelantos en genética así como de los planteamientos de Sigmund Freud y su concepción acerca de la sexualidad, o de Einstein sobre la relatividad.



El Presidente Calderón se muestra fiel a esta tradición de la derecha que hunde sus raíces en el S. XVII, como una reacción a la primera revolución tecnológica en el mundo. Un ejemplo se encuentra en Charles Maurras, teórico de la derecha gala, conocido en México por las semejanzas que pueden establecerse entre la reacción de la derecha a las revoluciones de 1789 en Francia y de 1810 y 1910 en México. Esto lo podemos ver en el artículo de mi autoría en donde se intenta caracterizar a la derecha mexicana en el siglo XX, y en el tercer tomo de Historia de las derechas en Francia, de Jean Francois Sirinelli.



http://www.journals.unam.mx/index.php/rep/article/view/27336/25371

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