Es a partir de estas definiciones que sorprende el uso que en
México se le está dando a las redes sociales. Un medio que cuenta con un enorme
potencial para llegar a un número importante de usuarios de redes que se
conectan entre sí y dan nuevo valor a las ideas o proyectos que se busca
difundir, se utiliza de manera banal. Los valores (éticos, políticos o de
cualquier índole) transmitidos en las redes pueden ser un factor de
fortalecimiento de la sociedad. Pero en las redes sociales lo mismo encontramos
los regaños de una madre a sus hijos, que los chistes que genera la aparición
de una edecán al inicio del debate de los precandidatos a la presidencia de la
República. ¿Por qué no se usan esas redes para discutir lo expresado durante
ese debate político, que en sí mismo está construyendo ciudadanía?
Si el formato del debate puede ser mejorado es un asunto a
tratar en las redes pero éstas, lejos de contribuir con propuestas a ofrecer
soluciones, se convierten en meras cajas de resonancia de lo que algunos
poderes en la red quieren que se transmita. Milenio
publicó un video en donde se ve un cuarto desde el cual se está dirigiendo la
opinión para favorecer a Peña Nieto. El
Universal, por su parte, muestra cómo los seguidores de López Obrador
utilizaron las redes para boicotear la discusión de Peña Nieto con los
estudiantes de la Universidad Iberoamericana. No hay argumentos sino sólo
provocación para exacerbar los ánimos y, por qué no, conducir a agresiones
físicas además de las verbales.
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