viernes, 11 de mayo de 2012

Redes sociales y debate

Se ha pensado que las redes sociales son una nueva forma de darle poder al ciudadano. Lo anterior es cierto pero debemos considerar, como lo hace Manuel Castells, en Comunicación y poder, que hay un poder que se ejerce sobre la red. No hay una red; hay redes y éstas están controladas por distintos actores para el cumplimiento de ciertos objetivos o intereses. Lo mismo las finanzas que la investigación científica, el poder militar o el crimen organizado tienen su red, y ahí aparece lo común a todas ellas: la posibilidad de transmitir “las ideas, las visiones, los proyectos y los marcos [que] son los que generan los programas” (pp.76-77).

Es a partir de estas definiciones que sorprende el uso que en México se le está dando a las redes sociales. Un medio que cuenta con un enorme potencial para llegar a un número importante de usuarios de redes que se conectan entre sí y dan nuevo valor a las ideas o proyectos que se busca difundir, se utiliza de manera banal. Los valores (éticos, políticos o de cualquier índole) transmitidos en las redes pueden ser un factor de fortalecimiento de la sociedad. Pero en las redes sociales lo mismo encontramos los regaños de una madre a sus hijos, que los chistes que genera la aparición de una edecán al inicio del debate de los precandidatos a la presidencia de la República. ¿Por qué no se usan esas redes para discutir lo expresado durante ese debate político, que en sí mismo está construyendo ciudadanía?

Si el formato del debate puede ser mejorado es un asunto a tratar en las redes pero éstas, lejos de contribuir con propuestas a ofrecer soluciones, se convierten en meras cajas de resonancia de lo que algunos poderes en la red quieren que se transmita. Milenio publicó un video en donde se ve un cuarto desde el cual se está dirigiendo la opinión para favorecer a Peña Nieto. El Universal, por su parte, muestra cómo los seguidores de López Obrador utilizaron las redes para boicotear la discusión de Peña Nieto con los estudiantes de la Universidad Iberoamericana. No hay argumentos sino sólo provocación para exacerbar los ánimos y, por qué no, conducir a agresiones físicas además de las verbales.

Es un tanto idealista pensar y aplicar modelos económicos a la política pues hay realidades que superan al racionalismo económico y político, pero no podemos estar a favor de realidades que no apoyan la madurez democrática y ciudadana.

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